Las exposiciones frecuentes y prolongadas al sol en la playa, en el campo o en las piscinas, pueden ser la causa de que nuestra piel sufra daños a corto, medio y/o largo plazo. Sus consecuencias pueden ir desde irritaciones, eritemas, etc. hasta quemaduras de diversa intensidad y el temido cáncer de piel.
Tomar el Sol
Recuerde
- Tomar el sol con moderación, de manera progresiva, y hágalo siempre paseando, evitando las horas centrales del día.
- Evitar las exposiciones prolongadas al sol y utilizar siempre algún tipo de protector solar adecuado a su piel. Se recomienda aplicar crema protectora solar media hora antes de exponerse al sol y reaplicarla cada 2 horas, siempre según el tiempo de exposición.
- Limitar la exposición solar en menores de 3 años y procurar que beban agua con regularidad.
- El agua, la arena y la nieve reflejan los rayos solares aumentando sus efectos sobre la piel. Cuando se asciende en la montaña, el riesgo de quemaduras solares es mayor.
- Alternar los ratos de sol y los de sombra y refrescarse con agua frecuentemente.
- Beber agua a menudo para prevenir la deshidratación.
Las gafas con protección solar previenen la formación de enfermedades oculares. - Usar ropa ligera, de algodón y proteger la cabeza con gorra o sombrero ayuda a conseguir una fotoprotección segura y eficaz.
¿Qué puede hacer si a pesar de estos consejos su piel se ha quemado?
Refresque con compresas de agua fría las zonas quemadas.
Beba agua o líquidos en abundancia (que no sean bebidas alcohólicas)
Acuda al centro de salud si la zona quemada es muy extensa. La gravedad de la quemadura depende de la extensión de piel a la que afecte.
¿Qué no debe hacer si su piel se ha quemado?
Tocar la zona quemada directamente con las manos.
Pinchar las ampollas si las hubiera.
Protección solar en la Infancia
La exposición al sol cuando se realiza con precaución es beneficiosa, ya que favorece la formación de vitamina D que es imprescindible para un adecuado desarrollo de los huesos. También produce efectos psicológicos positivos ya que resulta agradable y nos mejora el ánimo. Sin embargo la radiación solar también puede conllevar riesgos si no se toman precauciones: quemaduras cutáneas, insolaciones, cataratas oculares, manchas y envejecimiento prematuro de la piel. Pero el riesgo más grave es la capacidad para favorecer la aparición de tumores malignos en la piel tanto melanomas como no melanomas.
Cada año se diagnostican en España más de 4.000 casos de melanoma cuyo número va incrementándose debido a la disminución de la capa de ozono que hace que las radiaciones solares sean más dañinas. Aunque la mayor responsable es la radiación ultravioleta B (UVB), también es necesario protegerse de la radiación ultravioleta A (UVA).
La mayoría de enfermedades cutáneas surgen en la edad adulta pero se producen principalmente por las exposiciones que se realizaron antes de los 18 años, ya que la piel tiene memoria y este daño se va acumulando. Por eso es fundamental la prevención en la infancia.