A lo largo de nuestra vida nos relacionamos de forma continuada con los animales y plantas que viven a nuestro alrededor, aunque lo más frecuente es que esto nos pase totalmente inadvertido. En la mayoría de los casos sólo cuando estas relaciones son beneficiosas para nosotros o muy especialmente cuando suponen un perjuicio a nuestros intereses, reparamos en la existencia de esta convivencia.
La fauna en el verano
Con una mayor frecuencia descubrimos durante los días de primavera y verano multitud de, para nosotros nuevos inquilinos, que se convierten en inoportunos «comensales», «impertinentes conciudadanos» o compañeros de nuestros momentos de esparcimiento, lo que es peor cuando además actúan como parásitos nuestros, es decir, se alimentan de nuestra sangre a través de las picaduras o mordeduras que infringen en nuestra piel.
Hay una serie de factores que influyen para que esto sea así, pero fundamentalmente se pueden resumir en dos: Por una parte el cambio de estilo de vida, mucho más en contacto con el medio exterior a nuestros hogares y con la naturaleza (salidas al campo o a la playa, práctica de deportes al aire libre o en el mar, prolongación del número de horas de actividad, vestir con ropa más ligera…), por otra el incremento en la actividad de la fauna que aprovecha estos momentos de su ciclo vital, favorables por el aumento de la temperatura y disponibilidad de los recursos alimenticios, para reproducirse y hacer acopio de energía para los meses más fríos.
Aunque una parte de los efectos negativos para nuestra salud humana, originados por la fauna se producen de forma indirecta, como ocurre con la transmisión pasiva de organismos patógenos productores de enfermedades, la mayoría de las veces es el contacto directo con las especies animales el origen de los problemas, ya sea la propia lesión producida por una picadura, mordedura u otros daños ocasionados por órganos de defensa de algunas especies, o las consecuencias derivadas de ellos.
La mayor o menor gravedad de los daños producidos y de los posibles problemas derivados de ellos, depende de muchos factores. Entre ellos, el comportamiento de la especie concreta, la persona afectada, su edad y sensibilización ante los venenos u otras sustancias tóxicas que los animales inoculen, la zona del cuerpo donde se localice la lesión, las circunstancias ambientales en las que se produzca la incidencia y la atención sanitaria a los efectos de dicha lesión.
Además de ello, hay que tener en cuenta que la forma en que puede afectarnos la presencia de muchos insectos, arácnidos u otros pequeños animales puede verse influenciada por la actitud personal. Gran cantidad de animales son totalmente inofensivos, como ocurre con la mayoría de arañas, salamanquesas o murciélagos, que incluso pueden ser nuestros aliados en la lucha contra otros artrópodos realmente nocivos, pero que son objeto de reacciones repulsivas del hombre, corrientemente manifestadas como síntomas del padecimiento común denominado entomofobia o genéricamente zoofobia.
- Beber agua a menudo para prevenir la deshidratación.
Las gafas con protección solar previenen la formación de enfermedades oculares. - Usar ropa ligera, de algodón y proteger la cabeza con gorra o sombrero ayuda a conseguir una fotoprotección segura y eficaz.
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En muchos casos la identificación de la especie facilitará un correcto diagnóstico de la lesión e indicará la atención sanitaria requerida, sobre todo en los casos en los que haya que aplicar suero antiveneno. Hay que tratar de reconocer los rasgos del animal para su posterior identificación por el personal especializado del centro sanitario al que se acuda en caso de necesidad. Si el animal ha sido muerto es útil conservarlo con el mismo fin.
Los niños son más susceptibles a los venenos de determinados animales como abejas u ofidios, así como a manifestar efectos más graves ante picaduras de artrópodos, que los adultos. Así mismo los ancianos también son más propensos a presentar síntomas generales graves ante picaduras o mordeduras venenosas.
Es importante que las personas con antecedentes de reacciones alérgicas graves o shock anafiláctico a picaduras de abejas, avispas u otros artrópodos lleven consigo adrenalina precargada autoinyectable, recomendados por su médico, cuando salgan a zonas donde la atención médica urgente no sea posible, e informe de tal condición a las personas que los acompañen.
Es conveniente observar la evolución de las lesiones, para prevenir no sólo la aparición de posibles infecciones locales, y en este sentido es importante que en heridas penetrantes siempre se acuda a la profilaxis antitetánica. Atención a la manifestación de síntomas locales y generales que puede, en algunos casos, estar asociada a enfermedades de transmisión. La desinfección siempre es fundamental.
Aunque en la mayoría de los casos los autocuidados son suficientes, y los primeros auxilios adecuados, es aconsejable acudir a un centro médico siempre que haya dudas acerca de la gravedad del incidente. No se automedique.
Como norma general se debe tranquilizar a la persona afectada y actuar con serenidad. No se debe ingerir alcohol ni aplicar remedios caseros si no se tienen los conocimientos suficientes sobre su efectividad.
La mejor medida preventiva es conocer a los animales que viven en el entorno donde vivimos o los parajes que visitamos, lo que nos ayudará a discernir entre los realmente peligrosos y no, y por supuesto no hostigarlos ni molestarlos.
No olvide el derecho que tiene a denunciar ante su Ayuntamiento o la autoridad sanitaria correspondiente cuando detecte una situación ambiental que favorezca el desarrollo de plagas de artrópodos y roedores en su entorno ambiental.
Si tiene que recurrir a los insecticidas o raticidas, conviene tener en cuenta algunos consejos útiles para evitar los posibles riesgos para la salud derivados de la utilización de sustancias químicas:
- No utilizar nunca productos que no estén registrados para uso doméstico.
- Lea detenidamente el contenido de las etiquetas antes de su utilización.
- No deje los envases al alcance de los niños ni cambie el contenido de recipiente para evitar que pueda ser confundido con algún alimento.
- Airee bien la estancia después de utilizar aerosoles.
- Lo difusores eléctricos de insecticidas no deben utilizarse en estancias muy pequeñas y/o sin aireación.
- En caso de intoxicación, acuda al médico y lleve consigo el envase del producto utilizado.
- Si requiere el servicio de una empresa, pública o privada, de desinsectación y desratización, en Andalucía éstas tienen la obligación de informarle detalladamente no sólo de las medidas de control que vayan a efectuar, sino también de las que usted tenga que desarrollar para evitar la continuidad del problema. Exija el certificado de tratamiento correspondiente una vez efectuado la desinsectación o desratización.
Consejos de prudencia y protección personal
Para disfrutar plenamente de la naturaleza es bueno conocer cuales son las medidas básicas de prevención y protección ante posibles incidentes desagradables con la fauna propia del lugar sobre todo tratándose de insectos, u otros pequeños animales que pueden picar o morder.
- Proteger la comida con envoltorios o envases adecuados. Puede atraer a insectos como avispas, abejas, moscas, etc. y contaminarse con pelos urticantes de orugas.
- Secarse y cubrirse después del baño, con una camiseta para evitar posibles picaduras de avispas y tábanos.
- Instalar el picnic o la zona de acampada lejos de colmenas, avisperos y nunca bajo o cerca de pinos con bolsas de procesionaria. Por supuesto, si aparecen abejas y avispas no hostigarlas.
- Tener cuidado al levantar piedras o manipular otros objetos, sobre todo con oquedades. Bajo ellos pueden refugiarse escorpiones, escolopendras, arañas venenosas o esconderse un avispero.
- Si descubrimos garrapatas en el lugar donde pasamos el día o por donde transitemos, es mejor abandonar la zona y revisarse bien el cuerpo por si tenemos alguna y examinar especialmente a nuestro perro. Las zonas donde pasta o ha pastado ganado son proclives a este problema.
- Abstenerse de manipular animales que no se conoce bien y de hostigar a serpientes, mensaje que debe transmitirse adecuadamente a los niños.
- Mantener cerrada la tienda de campaña durante el día cuando no se utilice y durante la noche. Si el calzado se ha dejado fuera es conveniente revisarlo antes de calzarlo.
- Los repelentes contra mosquitos no son necesarios a no ser que estemos en una zona donde abunden y en las horas crepusculares o durante la noche. En casa instale mosquiteras en los accesos o protéjase con telas mosquiteras durante el sueño.
Consejos de prudencia y primeros cuidados ante accidentes en la playa ante urticarias de medusas o punturas venenosas de peces marinos
Igualmente en la playa nos podemos encontrar con los mismos problemas que en el campo pero algunos animales marinos también producir algunas lesiones que conviene prevenir y conocer para actuar.
- Las más frecuentes son las urticarias producidas por medusas y anémonas, por lo que hay que evitar que rocen nuestra piel y especialmente en niños y sobre zonas de piel fina o cuando se llevan después las manos a boca, nariz u ojos.
- Durante el baño es posible sufrir la picadura, al pisarlos, de un erizo de mar o de un pez araña. En lugares donde sean fáciles de encontrar se puede evitar calzando zapatillas de goma.
- Más raros son los accidentes con peces con espinas venenosas que pueden sufrir las personas que practiquen pesca submarina o con caña. Al igual que con otros animales, extremar los cuidados al manejarlos o no tocarlos si no se conocen.
Primeros cuidados ante picaduras y mordeduras venenosas, cuidado especial a reacciones anafilácticas.
Si a pesar de haber sido precavido ocurre el accidente, lo cual muchas veces es inevitable, no hay que perder la calma y sobreestimar el daño. La mayoría de estas lesiones no son graves. Unas cuantas normas básicas son suficientes:
- Ante la mayoría de las picaduras y mordeduras o lesiones lacerantes, la primera acción debe ser la limpieza y desinfección. Agua abundante (salada para los casos de medusas o peces marinos), jabón si es necesario, y un antiséptico, preferentemente no coloreado, suelen bastar.
- ¡Atención! En determinados casos debe realizarse antes la extracción del aguijón, si ha picado una abeja; o de las espinas o aguijones venenosos en el caso de peces marinos; y si se trata de una garrapata hay que extraerla completamente con el procedimiento adecuado.
- La aplicación de productos clásicos como el alcohol y amoniaco diluido, o caseros como la saliva o el barro, puede que tengan alguna propiedad desinfectante o antihistamínica, pero sus efectos no son oportunos en todos los casos y a veces puede provocar más perjuicio que beneficio, por lo que no se deben aplicar.
- La aplicación sobre la herida de antihistamínicos puede evitar la inflamación local pero hay que cubrirlas posteriormente pues pueden causar fotosensibilidad en la piel. La alternativa oral existe.
- Si la herida es dolorosa un analgésico ayudará a calmarlo, pero nunca aspirina cuando existe hemorragia ya que el ácido acetilsalicílico tiene propiedades anticoagulantes.
- El hielo es útil para mitigar el dolor y bajar la inflamación en casi todos los casos pero es contraproducente cuando se trata de mordeduras de víbora.
- Las personas con antecedentes de reacciones alérgicas graves a picaduras de abejas u otros insectos deberán llevar adrenalina precargada autoinyectable recetados por su médico, e informar a sus acompañantes de su condición de alérgico.
- Absténgase de hacer cortes ni torniquetes si no es un experto.
- Si las medidas que puede adoptar no son suficientes acuda inmediatamente al médico. Tenga en cuenta que muchas heridas necesitarán de la vacuna antitetánica.